sábado, octubre 12, 2024

Ariel Fiszbein: “No podemos tener excelencia docente si no tratamos a los docentes como profesionales de excelencia”

El director del Programa de Educación del Diálogo Interamericano, Ariel Fiszbein, habló con Wendy Mata de ¡Inicia Vocación Docente! acerca de la nueva Declaración sobre las Condiciones Laborales Docentes, realizada por la Coalición Latinoamericana para la Excelencia Docente.

La conversación se centró sobre los orígenes y objetivos de la Coalición, así como los detalles acerca de la nueva declaración, cuyo enfoque es reconocer la importancia de las condiciones laborales para alcanzar la excelencia docente, y trabajar para potenciar la profesionalización, marcos de competencias y reconocimiento de los docentes en la región.

La opinión de Ariel Fiszbein

Comencemos hablando sobre la importancia y los objetivos de la Coalición Latinoamericana para la Excelencia Docente. ¿Nos podría contar un poco sobre por qué la convocaron y cuál ha sido su trayectoria?

Hay un creciente consenso a lo largo y ancho de la región que el principal desafío que tenemos para mejorar la calidad educativa es lograr el objetivo de excelencia docente. Eso quiere decir que todos los niños y niñas tengan la oportunidad de tener frente a ellos, en el aula, a un docente de calidad que les ofrezca todas las oportunidades que se merecen. Entonces, el objetivo de la Coalición es realmente avanzar esta agenda a nivel continental. Nuestro diagnóstico inicial fue que, reconociendo que los países tienen muchas diferencias, hay una agenda común. Hay muchas similitudes de las que podemos aprender mucho, y nos podemos ayudar unos a otros. Si bien obviamente los cambios y las reformas tienen que ocurrir a nivel del país, si tenía sentido el armar una coalición, un grupo de referencia general que identificase respuestas comunes, que se otorgue apoyo mutuo, y que realmente actúe como un movimiento para avanzar esta agenda que creemos es fundamental.

Recién publicaron una nueva Declaración sobre las condiciones laborales necesarias para un buen desempeño en los docentes. ¿Qué nos puede contar sobre ese documento y su contenido?

El principio básico es que no podemos tener excelencia docente si no tratamos a los docentes como profesionales de excelencia. En primer lugar, deben ser remunerados de una manera acorde a su importancia y a la contribución que hacen. En algunos casos eso implica aumentos salariales y en otros implica mayores y mejores incentivos para los docentes. Pero no es solamente la remuneración lo que importa y lo que hace la diferencia entre un docente de excelencia y el estado actual de “semiprofesiones” en muchos países, sino que se requiere que toda la carrera docente sea jerarquizada desde una entrada competitiva a la profesión hasta una evolución que trascienda la inercia y reconozca su desempeño y esfuerzos. Por las condiciones laborales nos referimos a una mejor retribución de los docentes, pero también a las oportunidades de crecimiento, de tomar mayor responsabilidad, y de tener mayor reconocimiento por su trabajo. Aspectos críticos en esta dimensión son la forma de ingreso, la progresión en la carrera, la existencia de un sistema de evaluación que sea confiable y transparente, y la consolidación de un sistema de incentivos que reconozca y apoye la excelencia docente.

Si no logramos que los docentes sean reconocidos y que ellos mismos se sientan que están cumpliendo esta función tan fundamental en nuestros países, va a ser difícil que logremos mejorar los resultados de aprendizaje. Esta experiencia tan traumática que estamos viviendo este año ligada a la pandemia solamente refuerza la importancia de esta temática. Todos los padres de familia y la sociedad en su conjunto han tenido una demostración clara de la importancia de las escuelas y los docentes como líderes en el aula. Esperemos que en efecto la pandemia, una vez que salgamos de este momento tan difícil, nos ayude a todos a tomar conciencia de este desafío tan importante que tenemos por delante.

En la Declaración dice que la evaluación docente no solo provee de información a los mismos profesionales, sino que permite orientar su práctica y desarrollo profesional. También permite habilitar al sistema educativo para tener orientaciones certeras sobre cómo incidir en el diseño y la puesta en marcha de políticas educativas centrales para la carrera docente. ¿Por qué es tan importante la evaluación docente y que recomiendan ustedes para asegurar el cumplimiento de estos objetivos?

Es imposible gestionar un sistema y hacer mejoras permanentes en los procesos de enseñanza si no se tiene información creíble, sistemática, y bien recolectada sobre qué está pasando en el aula, qué saben y hacen los docentes. Es como manejar un auto con los ojos cerrados. Es inconcebible desde mi punto de vista y creo que la evidencia así lo demuestra pensar que podemos tener un buen sistema educativo si no tenemos sistemas de evaluación tanto de los alumnos como de los docentes. Tenemos que evaluar las competencias que tienen los docentes y esto tiene una función clara en varios momentos críticos de la carrera, especialmente a la entrada y en la progresión profesional. Al mismo tiempo, la evaluación cumple un rol muy importante de proveer retroalimentación al propio docente y a la comunidad educativa en la escuela acerca de qué está funcionando y qué puede mejorar o qué se puede aprender. Esta función formativa es también muy importante y debe ocurrir de una manera dinámica en todas las aulas en todas las escuelas. Estamos proponiendo en esta Declaración realmente posicionar el tema de la evaluación docente en la región para fortalecer su prioridad en el sistema educativo. Creo que en esto aún tenemos tareas importantes de comunicación, de formación de consensos, y de aplicaciones y procesos institucionales. Un desafío muy importante creo yo es alinear y vincular la evaluación docente a los marcos de competencia propuestos en los sistemas educativos. No debe ser una evaluación abstracta, sino una evaluación funcional a lo que les estamos pidiendo a los docentes que sepan y qué hagan.

A inicios de noviembre, hablamos sobre la Declaración de la formación inicial, hoy usted nos habla sobre las condiciones laborales para el buen desempeño docente. Para finalizar, hablemos también del liderazgo escolar y el desarrollo profesional de los docentes. ¿Qué nos puede contar de todos estos esfuerzos?

Los cuatro pilares que la Coalición considera fundamentales para la excelencia docente son 1) una buena formación inicial, 2) condiciones laborales que contribuyan a la excelencia, 3) fuerte liderazgo, y 4) oportunidades efectivas para el desarrollo profesional. Muchas veces lo que encontramos en cuanto al desarrollo profesional en muchos países de América Latina, es que no está directamente ligado a las necesidades y problemas que enfrentan los docentes en el aula. Muchas veces lo que ocurre son estos cursos masivos que les caen a los docentes y que están desvinculados o no parten de un diagnóstico de que dificultades está enfrentando el docente y que terminan siendo en muchos casos, una pérdida de tiempo. Eso implica generar modelos de desarrollo profesional que partan justamente de estos diagnósticos sobre en qué está bien el docente, qué dificultades está teniendo, que nuevos desafíos está enfrentando. Por dar un ejemplo, lo que estamos viendo en el contexto de la pandemia, es una creciente necesidad no solamente de desarrollo profesional en lo que tiene que ver con tecnologías, sino en todo lo que tiene que ver con las habilidades socioemocionales de los niños. Estas son cosas que surgen de la práctica y que un esquema de desarrollo profesional efectivo tiene que poder identificarlos y tener la flexibilidad necesaria para generarles oportunidades a los docentes en las escuelas para poder desarrollar estas competencias. También, la existencia de mentorías para los docentes noveles es esencial para los esfuerzos de desarrollo profesional. No podemos esperar que alguien que recién entre en el aula, tenga ya la madurez, la experiencia, y el conocimiento necesario para trabajar solo sin apoyos.

En el tema de liderazgo, hay mucha evidencia sobre la importancia que tiene un director o directora de una escuela para orientar el trabajo del cuerpo docente. Sin ese liderazgo, es muy difícil para el conjunto de docentes cumplir sus funciones con efectividad. Si en efecto queremos remplazar un sistema pesado, verticalista de desarrollo profesional docente por uno mucho más dinámico que responda a las necesidades de formación que tienen los docentes, esa etapa de identificación, de diagnóstico, y de mentoría requiere de un actor muy cercano al docente que lo esté liderando y orientando. Esto hace al liderazgo una función esencial y muy cercana a todo lo que sean los proyectos de desarrollo profesional.

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