Parece que casi todos los que se preocupan por la educación -desde los científicos y líderes de las principales compañías tecnológicas hasta los padres, maestros y estudiantes- sienten pasión por el avance de la educación en ciencias de la computación en nuestras escuelas. Esto tiene ciertamente una buena razón; cuanto más aprendemos sobre la preparación de los estudiantes para el futuro, más extendida se hace la coincidencia de que la educación en computación es esencial en el plan de estudios actual.
Pero esta coincidencia sobre el valor de la educación informática no siempre se traduce en un acuerdo sobre las acciones. Los conceptos erróneos, los prejuicios y la falta de investigación de calidad impiden avanzar hacia una incorporación inteligente de las ciencias de la computación en las escuelas y en los planes de estudio. En última instancia, lo que no estamos haciendo hoy afecta qué tan bien o mal estamos preparando a los estudiantes para que sean ciudadanos, trabajadores y líderes del mañana.
En la reciente conferencia SXSWedu, hablé con tres expertos en educación sobre el futuro de la formación en ciencias de la computación y sobre lo que se debe hacer para llevar la computación a las aulas de hoy.
Desplegamos varios mitos asociados con la educación en ciencias de la computación y discutimos diferentes enfoques para disipar estos errores comunes. A continuación, algunos de los puntos más notables.
Mito 1: Las ciencias de la computación son exclusivamente para niños privilegiados que en su futuro desempeñarán cargos ejecutivos o trabajos profesionales
Las habilidades y los procesos informáticos se están convirtiendo cada día más en los principales requisitos para una mayor cantidad de puestos de trabajo fuera del tradicional sector de las TI y de Silicon Valley. El conocimiento en ciencias de la computación se está transformando de una «habilidad de clase alta» a un requisito para todos los estudiantes. Y al decir esto, no estamos hablando de convertir a los niños en simples cargadores de código que memorizan pasos sin entender la lógica computacional.
Más bien, una buena educación en ciencias de la computación enseña a los estudiantes a descomponer problemas complejos en pasos simples, pensar críticamente, experimentar y equivocarse en el camino hacia el éxito, y comprender los fundamentos de la lógica y la programación para que puedan aplicar este conocimiento en el aprendizaje de nuevas las tecnologías a medida que progresan en su educación y carreras.
Todo el espectro de empleos futuros requerirá que los estudiantes entiendan y sean hábiles en algún nivel de computación.
Carol Fletcher, subdirectora del centro para la educación STEM de la Universidad de Texas en Austin, lo dijo claramente: «al enseñar a los estudiantes una base de habilidades de pensamiento computacional y algorítmico, los estamos empoderando para resolver y experimentar mejor los problemas en el futuro».
Mito 2: Como la tecnología está en todas partes, la educación en ciencias de la computación ya es accesible para todos
Aunque es cierto que cada día vivimos más rodeados de tecnología, es decididamente falso que cada estudiante tenga acceso a una o más computadoras en la escuela o fuera de ella.
Linda Cliatt-Wayman, directora de escuela secundaria, ha dedicado su carrera a mejorar el nivel de educación de escuelas con bajo rendimiento académico del norte de Filadelfia y a las que asisten niños de escasos recursos. Una de sus metas es la de incorporar las ciencias de la computación en las materias que enseñan a diario los maestros. Sin embargo, se enfrenta constantemente con una doble lucha: la contratación de maestros calificados en computación y la falta de acceso de los estudiantes a la tecnología fuera de la escuela.
Como ella explicó durante nuestra conversación en SXSWedu, los recursos son limitados cuando se trabaja en comunidades desfavorecidas. Muchas escuelas y estudiantes carecen del hardware, de la banda ancha, o de ambos, necesarios para mantener un ritmo constante en la práctica y el aprendizaje de ciencias de la computación.
Esto ya no es un mito: el acceso a la educación informática es un tema importante a nivel nacional. Desde los centros de ciudad hasta las escuelas rurales, y en todos los puntos intermedios, debemos centrarnos en proporcionar educación en ciencias de la computación a todos los estudiantes. Mientras que la incorporación de esta ciencia en las escuelas públicas es la forma más propicia de asegurar el acceso, a veces tenemos que ser creativos y ofrecer soluciones alternativas.
Wayman, por ejemplo, trabaja con universidades de la zona y empresas locales para ofrecer programas extracurriculares a los estudiantes fuera del horario de clases. También alienta a los maestros a aprovechar la capacidad y las ganas de aprender de sus estudiantes.
«Creo que mis estudiantes son lo suficientemente inteligentes como para decir, puedo tomar esto e ir por mi cuenta un paso más allá si aprendo, investigo y juego con esta cosa llamada computadora”, dijo.
Mito 3: Los docentes deben ser expertos en ciencias de la computación para enseñarla
Es difícil estar al frente de un aula y enseñar un tema con el que uno no se siente completamente cómodo. Sin embargo, en cualquier escuela, materia o aula, nadie lo sabe o lo hace todo. Los docentes deben ser empoderados para aplicar esta filosofía a las ciencias de la computación. Como educadores, administradores y expertos en informática, debemos apoyarlos.
Desde el desarrollo profesional financiado hasta el apoyo comunitario, necesitamos proporcionar a los docentes los recursos que necesitan para sentirse cómodos en este nuevo territorio y modelar estrategias exitosas para aplicarlas en sus propias agendas.
Abordar estos mitos es fundamental para proporcionar una buena educación en ciencias de la computación para todos los estudiantes. En SXSWedu, en última instancia, acordamos un elemento más importante para acercarnos a esta educación: dar a los niños oportunidades para resolver problemas.
Como Ted Fujimoto, fundador y copresidente de la fundación Right to Succeed, dijo, «debemos proporcionar un ambiente que dé a los estudiantes el espacio, el tiempo y la estimulación para experimentar y romper las cosas. Probar sus teorías fallidas y ver qué tan lejos llegan -muchas veces ese es el mejor aprendizaje- cuando descubres cómo se rompen las cosas.»
Necesitamos ser lo suficientemente audaces para aplicar también esta filosofía en la educación de ciencias de la computación.